Por la creciente competencia, la complejidad de la realidad política, económica y legal, las innovaciones tecnológicas, cada día se hace más difícil gestionar una empresa de instalación y mantenimiento de ascensores. Si además hablamos de pequeñas y medianas empresas que, en muchos casos carecen de los recursos y capacidades necesarias, la dificultad de gestionar es todavía mayor.
A nivel legal, es probable que en España se exija un certificado del sistema de aseguramiento de calidad a todas las empresas que realicen la actividad de mantenimiento de ascensores, al igual que ya se pide como requisito a las empresas instaladoras y mantenedoras de instalaciones de protección contra incendios. En este caso, nuestras empresas estarían obligadas a disponer de un sistema formal de gestión, aunque solo sea con un alcance limitado a la actividad de mantenimiento.
La finalidad de la norma sería intentar garantizar que los servicios de mantenimiento se presten por empresas que estén preparadas para ello. Aunque, como sabemos, disponer de un certificado de calidad no siempre se corresponde con la calidad real de una empresa, debemos aceptar con positividad el nuevo reto, cuidando que el nuevo sistema no distorsione el buen hacer que caracteriza al que, sin certificado ninguno, ejerce honrada y responsablemente su oficio.
En lugar de sistemas de gestión uniformadores, inconexos y muchas veces desconectados de la realidad que complican la gestión, hacen falta modelos sencillos que permitan a cada empresa centrarse en lo importante y a su personal disfrutar al máximo de su proyecto. Los sistemas de gestión deben ser una palanca que alivie la carga diaria de nuestro trabajo y no una carga en sí misma.
Por un lado, los sistemas de gestión actuales tienden a ser uniformadores porque están basados en estándares que, a veces mediante el abuso del llamado benchmarking o mejores prácticas, estandarizan las empresas, sus productos y servicios, y contribuyen a que, al final, el único elemento diferenciador sea el precio.
Por otro lado, los sistemas de gestión se acumulan de manera inconexa, a golpe de legislación, de modas o también de demandas reales. Primero, los sistemas de contabilidad, después sistemas de prevención de riesgos laborales, sistemas de aseguramiento de la calidad, sistemas de gestión medioambiental, sistemas de tratamiento de datos, sistemas de información integrales o específicos… se van sumando y van requiriendo cuadros directivos más preparados que sepan gestionarlos.
Por último, tenemos que cambiar el enfoque de los sistemas de gestión tradicionales para evitar que, además de uniformadores e inconexos, estén desconectados de la realidad del negocio. La clave es partir de la necesidades de aquellos a los que pretendemos satisfacer.
Haciendo un paralelismo, cuando diseñamos soluciones de elevación, el enfoque correcto no es centrarnos de manera miope en la decisión técnica de si el ascensor hidráulico es mejor que el ascensor eléctrico o si una rodadera es mejor que una rozadera. Estos son meros instrumentos que pretenden conseguir un beneficio concreto en el cliente, bien sea la seguridad, el confort, ahorro energético, coste, velocidad, estética…
De igual manera, cuando diseñamos un sistema de gestión, el sistema en sí mismo carece de valor. Es solo una herramienta al servicio del cliente, de los trabajadores, de los colaboradores, de los accionistas o de la sociedad en general.
Por tanto, debemos diseñar el sistema de gestión desde los ojos y desde la experiencia de cada uno de estos grupos de interés.
Nuestra recomendación es que los mandos directivos tengan conocimiento de las distintas técnicas de gestión para poder diseñar, con ayuda o no de colaboradores externos, unos sistemas que estén enraizados en la propia identidad de la empresa, en sus recursos y capacidades, en su estrategia y sobre todo en su cultura.
Los sistemas de gestión no deben aplastar los valores que tanto ha costado cultivar con el tiempo. Por el contrario, deben servir como ayuda para que crezcan fuertes y brillen más.
Podemos disponer de sistemas de gestión con certificaciones sobre el papel, pero solo los sistemas que partan de las necesidades de las personas a las que sirven permitirán a las empresas, en especial a las pymes, aumentar su competitividad.
Las pymes deben aceptar con positividad el reto de las nuevas exigencias normativas, eligiendo el sistema de gestión que más se ajuste a su realidad y exigiendo el respeto a su idiosincrasia.
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Muchas gracias por el artículo.
Sin duda alguna estoy de acuerdo con la apreciación acerca de los sistemas de gestión, aun cuando me parece que habla del modelo anterior.
Actualmente la estructura de los estándares en materia de calidad se enfocan a que sea la empresa quien determine, desarrolle, documente, implemente y evalúe el desempeño de la organización.
Se ha convertido más en una herramienta estratégica para las empresas, aquellas que han entendido el sentido de un sistema de gestión, no así para las empresas que lo siguen teniendo como un método de control anticuado y burocrático.
Más allá de que el sistema de gestión sea un medio para obtener un certificado, debe ser una filosofía de orden, disciplina y limpieza en cada actividad que se realice al interior, con características propias de cada empresa, solo que a veces la tendencia a seguir los pasos de otras empresas o buscar modelo «de éxito» en el ámbito de competencia de la empresa, terminan por ser ejercicios fallidos y es «El sistema de gestión» el que no funciona, cuando pudieron crear el propio.
Reciba un cordial saludo.
MJEL
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Entiendo que cuando se refiere a los sistemas de gestión se está refiriendo a la ISO y en ese sentido es cierto que la versión de 2015 introduce novedades interesantes, descritas con brevedad en este blog https://compagni.eu/2016/11/08/la-iso-90012015-y-el-swing-de-golf/. Asimismo la estructura de alto nivel permite mejor la integración de varios sistemas.
Más que hablar de un sistema concreto, sea ISO 9000, EFQM… mi artículo quiere llamar la atención sobre el enfoque con el que se acometan su diseño e implantación.
Creo que un sistema de gestión es algo más que una filosofía de orden, disciplina y limpieza como comenta. El objetivo es la creación de valor en cada uno de los momentos de los que el cliente, aunque también los empleados, colaboradores, sociedad… disfrutan del producto o servicio.
Aunque se están dando pasos en sistemas de gestión basados en la experiencia de cliente, todavía creo que ningún norma recoge de manera global este concepto.
Si quiere leer algo más de lo escrito en este blog con respecto a a experiencia de cliente aquí tienes unos links:
– https://compagni.eu/2017/04/19/gestionar-la-empresa-desde-la-experiencia-de-cliente/
– https://compagni.eu/2017/05/03/la-experiencia-de-cliente-en-la-industria-del-ascensor-1a-parte/
– https://compagni.eu/2017/05/10/la-experiencia-de-cliente-en-la-industria-del-ascensor-2a-parte/
– https://compagni.eu/2016/12/21/el-id-de-los-servicios/
Muchas gracias por comentar.
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