La eficiencia es importante, pero la humanidad lo es mucho más

Resulta curioso que la era de la interconectividad y de la inmediatez comunicativa sea también la era de la soledad.

Hace unos días escribía la presidenta del Colegio de Administradores de Fincas de Madrid sobre la soledad de muchos de nuestros vecinos y pedía que se abriera un debate sobre este creciente problema.

Al igual que los administradores de fincas reciben llamadas de personas en soledad, los técnicos de mantenimiento de ascensores que hacen visitas mensuales tienen que escuchar y conversar con vecinos que sufren sufren la que es conocida como la enfermedad del siglo XXI.

Hace varios meses en un artículo de este blog, “¿Cuánto tiempo puede dedicarse el técnico de mantenimiento a hablar con el cliente?” reclamamos a los dirigentes empresariales “proyectar la parte más humana de todo nuestro personal”.

Nos gustaría ver que las empresas, especialmente las grandes empresas, además de promover el necesario uso de nuevas tecnologías en la labor del mantenimiento, también incentivan los aspectos más humanos de su personal en general y de sus técnicos en particular.

Por lo menos que no lo impidan con exigencias de revisiones por ascensores en tiempos mínimos. Revisiones que por otro lado están haciendo aumentar el número de rescates de personas encerradas en ascensores, como así sucede en algunas de nuestras ciudades como es el caso de Barcelona. Algo estaremos haciendo mal en el mantenimiento preventivo, como ya denunciamos hace más de un año.

La peor parte se la llevan aquellos vecinos que viven en edificios sin ascensor, que por ejemplo solo en Euskadi son 130.000 personas mayores. Personas que, por problemas de movilidad, están encerradas en sus casas, por falta de un ascensor que les permita salir a la calle. Muchas de sus amistades tampoco pueden visitarlas por el esfuerzo que les puede suponer subir unas escaleras.

Son normalmente ancianos que además de estar solos cuentan con una pensión que no le da para sufragar los gastos que suponen un ascensor.

Las empresas de ascensores contribuyen de diversas maneras a que las personas que viven solas puedan disminuir su sentimiento de soledad. A veces basta la atención amable del técnico de mantenimiento y otras veces su asistencia y ayuda para la instalación de un ascensor nuevo.

En la lucha contra la soledad de los vecinos, los administradores de fincas, y cualquier otro colectivo o administración, pueden contar con las empresas ascensoristas que priman el trato directo con los vecinos, frente a las que solo fijan objetivos de mera eficiencia económica.

También los administradores de fincas, como parte importante del proceso de decisión, han de saber valorarlo e incluirlo como un criterio más a la hora de contratar. Porque si entre todos aprendemos a valorar aspectos como la bondad y la amabilidad nos irá mucho mejor en esta sociedad.

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