Esta es una pregunta que se hacen muchos arquitectos cuándo diseñan un edificio cuyo tráfico de personas se sale de lo habitual. Les surge la duda de cómo afectará el número y el tipo de ascensores a uno de los aspectos que más valora el usuario, el tiempo de espera.
Al no existir normas reguladoras que fijen criterios definidos sobre el tráfico vertical, y tampoco comerciales de empresas de ascensores que conozcan bien los factores que influyen en los tiempos de espera, no es de extrañar que los arquitectos anden algo perdidos en este tema.
En otros artículos de este blog, hemos mencionado el tiempo de espera como uno de los atributos / valores que más influyen en la experiencia del usuario.
Sin embargo los tiempos de espera apenas están presentes en las conversaciones de venta.
Ni tampoco el confort, ni el coste del ciclo de vida del producto (costes + consumo), ni la conectividad, ni siquiera la fiabilidad.
Solo el dinero que cuesta el ascensor y su instalación en el momento de la compra y, a veces, también, los acabados de cabina.
La razón por la que siempre se acaba hablando tan solo del precio es una mezcla de desconocimiento por parte del proveedor sobre cómo preparar una solución de elevación integral y personalizada y la ignorancia de la persona que toma la decisión sobre las ventajas o el valor de las características de un producto.
Además existe la incompetencia para comunicar la oferta y ser capaces de construir conversaciones de venta en las que proveedor y cliente vayan escalando por la senda del valor, y no descendiendo hacia el precio más bajo.
La realidad es que lo que reza el refranero popular, “quien se viste de mal paño, dos veces se viste al año” o “lo barato sale caro”, nos resulta muy difícil aplicarlo a la práctica de nuestras ventas o de nuestras compras.
En el módulo de Ingeniería de Elevación que empezamos el viernes próximo en Zaragoza, también online a partir del lunes, expertos en cada uno de los atributos / valores del ascensor impartirán sesiones específicas a gerentes, supervisores y comerciales de empresas ascensoristas.
A los gerentes para que orienten toda la empresa y proveedores externos a ofrecer soluciones de elevación que puedan competir al máximo nivel.
A los comerciales para que aprendan a comunicar el valor y a capturarlo, a través del precio u otras condiciones, aunque solo sea una pequeña parte de él.
A los supervisores y encargados de instalación y mantenimiento para que hagan realidad las soluciones que han sido cuidadosamente diseñadas.
Porque el futuro de nuestro sector y de nuestra economía debe ser competir hacia arriba, creando valor, y no acabar atropellándonos unas empresas con otras en la carrera hacia el precio más barato.
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