Cuando Europa dejó de ser Babel para las pymes

En 1989, con motivo de las elecciones al Parlamento europeo, escribí un artículo para EL PAÍS, que se titulaba “El gran ausente”. 

El gran ausente del proceso de integración europea era el ciudadano, y un grupo de jóvenes europeos, fundadores del primer partido político transeuropeo, proponíamos medidas concretas para que cobrase protagonismo.

La primera medida era “la mutua comprensión entre los ciudadanos europeos”, algo imposible por el desconocimiento de lenguas extranjeras de la inmensa mayoría. La segunda medida era fomentar la comunicación entre los europeos, “sin miedos ni restricciones, aprovechando los avances de las nuevas tecnologías”.

Por aquel entonces, desde una asociación europea de estudiantes, ya habíamos conseguido que se lanzara el programa Erasmus, que cambió la movilidad intracomunitaria para siempre. 

Treinta años después de la publicación de ese artículo, hemos logrado que las pymes, gracias a las nuevas tecnologías, salten las barreras idiomáticas y espaciales, para participar en un encuentro en el que han compartido experiencias entre ellas, con expertos y con representantes de la Comisión Europea: el primer Congreso europeo de pymes de ascensores.

Lo que hace a este Congreso especial, no es solo el que haya sido el primer congreso europeo de la historia de las pymes del sector, sino la posibilidad de contar con un sistema de interpretación simultánea asequible, en cinco idiomas (alemán, francés, italiano, español e inglés), que destruye una barrera importantísima y que va a suponer un vuelco a los procesos de colaboración internacional entre pymes.

Hasta ahora, la colaboración e integración entre organizaciones de países con distintas lenguas se había visto limitada a una lengua común, normalmente el inglés, o a eventos con costosos sistemas de interpretación simultánea.

Las diferencias idiomáticas y la necesidad de presencialidad en las reuniones a nivel internacional han supuesto una barrera muy importante para las pymes de lo que se han beneficiado siempre las grandes empresas. A modo de ejemplo, señalamos el absurdo y quizás interesado hábito de la presencialidad en reuniones para la elaboración de normas, que ha desaparecido gracias a esta pandemia. 

Adaptarnos a este nuevo entorno es algo que todos podemos aprender y desarrollar, y en un sector en el que las multinacionales actualmente acaparan cada vez más cuota de mercado, no porque sean más competitivas sino por sus mayores recursos financieros, es posible y necesario revertir la tendencia. 

Y hoy se dan las circunstancias para que así sea.

Sin empresas tecnológicas como Zoom, que incorporan en sus seminarios web la posibilidad de cabinas virtuales de interpretación a un coste muy asequible, aunque no exentas de algunas complicaciones técnicas en su preparación, no hubiera sido posible este encuentro. 

Sin el esfuerzo de personas que hacen que existan asociaciones europeas como Efesme y su red de asociaciones nacionales (VmAAnacamFepymaAnpa…), habría sido más difícil su organización.

Sin la existencia de un ecosistema independiente fuerte, no se habría podido financiar esta iniciativa. Un ecosistema compuesto por competitivos fabricantes, que invierten en I+D+i, y de empresas de instalación y mantenimiento locales, que combinan una gestión moderna con el gusto del artesano por el trabajo bien hecho. Todos juntos hacen que el segmento de pymes de ascensores sea el más competitivo en el mercado de edificios existentes en Europa.

Sin políticos y sobre todo funcionarios europeos, conscientes de que defender a las pymes es defender un modelo económico de sociedad más sostenible y justo, no habría brillado tanto este evento. 

Sin la colaboración de colectivos como arquitectos o administradores de fincas, plenamente conscientes de que todos los gremios en torno a la edificación tienen que trabajar juntos, no habríamos conseguido una imagen dinámica de conjunto.

Gracias a todos ellos, podemos afirmar que este primer congreso europeo de pymes ha sido un éxito y ponemos a disposición de pymes de otros sectores nuestra experiencia de manera desinteresada.

Hoy una colaboración internacional entre artesanos, micropymes y pymes es posible y necesaria para crear una infraestructura económica más sostenible, humana y justa.

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4 comentarios en “Cuando Europa dejó de ser Babel para las pymes

  1. Enhorabuena a la organización y los participantes. ¡Qué magnífico aprovechamiento de las nuevas tecnologías para poder llevar a cabo algo que hace muy poco tiempo sería impensable!.Y no solo de las nuevas tecnologías, sino también del conocimiento profundo de los mecanismos de colaboración entre las instituciones europeas, las asociaciones, las pymes, las microempresas y los artesanos.

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    • Muchas gracias. Como digo en el artículo, eventos así son posibles cuando se dan las circunstancias. Tener empresas de servicios avanzados, como Elewation, que de alguna manera apoyan y difunden estos eventos forman una parte de ese
      éxito.

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