Al final de la jornada de pymes ascensoristas que celebramos en Granada la pasada semana, Juan, un ascensorista de los de toda la vida, planteó una de las cuestiones más interesantes sobre el futuro del sector. Tras haber escuchado hablar a los expertos sobre la necesidad de cambios en la actividad de mantenimiento de ascensores, Juan se preguntaba si va a poder seguir haciendo lo que más le gusta, es decir, cuidar de los ascensores, o si va a ser sustituido por una máquina.

Juan, como el resto de buenos artesanos que existen todavía en nuestras ciudades, sobrevivirá, porque aún existen y siempre existirán clientes que valoren la atención cercana, el trato humano y el buen hacer de los que sienten el oficio. Clientes que están dispuestos, sin perder calidad en el servicio, incluso a pagar un poco más.

Pero Juan, además de seguir “cuidando personalmente” sus ascensores, tendrá que realizar una serie de tareas que hasta ahora no hacía, como:

• incorporar tecnologías que le ayuden a ofrecer el mismo servicio que ofrece la multinacional más avanzada.
• diseñar planes de mantenimiento específicos que incorporen las nuevas técnicas.
• prever la necesidad de repuestos de una manera más proactiva.
• comunicar mejor por qué una pequeña empresa puede mantener, igual o mejor, un ascensor que la multinacional.

Para ello, no tiene más remedio que unirse a otras pymes, como las que participaron en el debate de la semana pasada del sector de las telecomunicaciones, fabricantes y mayoristas…, que le complementen.

También deberá apoyarse en empresas de formación especializada, que sepan enseñarle las técnicas para gestionar empresas pymes, y formar a su personal para que pueda competir en pie de igualdad.

Al igual que ahora, en el módulo de Ingeniería de Elevación los gerentes y directivos de empresas ascensoristas aprenden en detalle cómo el mantenimiento preventivo y correctivo cambiará por la llegada de las nuevas tecnologías.

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