Lo decíamos en las sesiones informativas de ayer y lo seguiremos diciendo en las próximas sesiones, “el que no se forma es porque no quiere”. La oferta educativa es cada día mayor y aún así, las “excusas” siguen siendo más o menos las mismas de siempre, “no tengo tiempo”, “no tengo dinero”, “he perdido el hábito de estudio”…
Sin embargo, hoy es meridianamente claro que la competitividad de las empresas depende de la competencia de su personal. Con una menor posibilidad de diferenciación entre los productos que ofrecen las empresas de instalación y mantenimiento, la principal fuente de nuestra ventaja competitiva proviene del personal.
El desarrollo de las competencias del personal de la empresa es donde de verdad tenemos que invertir y, cómo en cualquier otro proyecto de inversión, la formación ha de ser planificada y de calidad y la tenemos que hacer pensando en el medio o largo plazo.
La competencia del personal empieza por la gerencia de la empresa y para ello hay programas de dirección de todo tipo, especialidad, formato y presupuestos. Continúa con la competencia de cada una de las funciones directivas, marketing y ventas, finanzas, operaciones… para las que también existen muchas opciones en el mercado.
Menos alternativas formativas específicas existen para mandos intermedios como los supervisores o jefes de equipo de instalación y mantenimiento, aunque también las hay.
Con más lentitud de lo que cabía esperar, las nuevas tecnologías también modernizan el sector, facilitando el acceso a conocimientos que antes estaban limitados a unas élites. Del formato presencial hemos pasado al formato online, o al formato mixto que combina ambos formatos.
Una nueva excusa se añade a la lista de excusas tradicionales, “a mí la formación online no me va”. Lo cierto es que en torno a la formación online sigue habiendo mucha confusión, que desgraciadamente alcanza incluso a las autoridades que regulan el sistema de bonificaciones de la formación programada por empresas.
La formación online es mucho más que una formación a distancia pasada por ordenador, y tampoco se limita a textos enriquecidos con imágenes o videos y salteados por test de evaluación insertados en una plataforma virtual.
La formación online, gracias a las tecnologías de comunicación, puede tener la misma calidad e interacción que la formación de siempre, con videoconferencias en la que están presentes profesores y alumnos. Digo estar presentes porque el hecho de utilizar una conexión de internet no anula el carácter presencial de esta formación online. Entonces ¿por qué el aspecto online pesa más que el aspecto presencial a la hora de considerar este formato como exclusivamente online? A falta de encontrar un término más apropiado, le podemos llamar formación presencial online, formación que a las ventajas de la formación presencial tradicional le suma una gran cantidad de funcionalidades.
Entre esas funcionalidades, está la posibilidad de reunir, como decíamos, en el mismo “aula” a profesores y alumnos situados en distintas ciudades, países, husos horarios…
Otra funcionalidad -un tanto increíble hasta hace no mucho- es que el alumno puede participar presencialmente en la clase a través del teléfono móvil sin problemas de conexión, ¡cuántas clases se atienden hoy de manera presencial online desde sitios insospechados como aeropuertos, trenes…!
Otra gran ventaja es que las sesiones por videoconferencia con un simple clic pueden ser grabadas, por lo que el alumno que llega tarde o que por cualquier razón no puede asistir, visualizará la clase con posterioridad.
Con todas estas ventajas, y otras más que por motivos de espacio no menciono, el que no se forma es porque de verdad no quiere. Mientras tanto, continuamos con los programas de formación aplicados al sector del ascensor que comenzarán el próximo mes de mayo. Si no hay excusas, ¿por qué no te apuntas?.
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