Pymes y Prevención: un necesario cambio de enfoque

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Ayer participé en una mesa de trabajo sobre seguridad organizada por FEEDA que resultó de interés para las empresas del sector que participaron en la jornada. Sin ser un experto en temas de prevención, comparto la preocupación por la seguridad de trabajadores y usuarios y reconozco la mayor dificultad que existe para su aplicación en las pymes.

Cuando se habla de pymes y prevención, lo primero que se nos viene a la cabeza es la falta de recursos materiales y organizativos para poder implantar un buen sistema de prevención.

Sin embargo, creo que el problema no está en los recursos, sino en el enfoque con el que nos enfrentamos a estos temas. El enfoque correcto no es tanto el cumplir con los requisitos legales, que también, sino que los gestores de las pymes asuman que, además de ascensoristas, son gestores con una organización entre sus manos que tiene que funcionar en base a personas cualificadas y motivadas y que hay que dirigir con la máxima excelencia posible.

En una empresa de servicios, las personas están en el centro de la estrategia. La atención a las condiciones de trabajo de los trabajadores van más allá de los cumplimientos legales. Cuidamos de los trabajadores porque forman parte de nuestro equipo, están cerca, conocemos a sus familiares y, como consecuencia, la preocupación por la seguridad y por la salud debe salir de forma natural.

Este enfoque de excelencia nos da la perspectiva correcta. En el acertado esquema que incluimos en este artículo se describe a modo de círculos de actuación, las cuatro acciones que se tienen que dar para una prevención efectiva.

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Fuente: Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo

Vamos a revisar las dificultades con las que se encuentra una pyme que haya adoptado el enfoque correcto comentado, siguiendo los círculos de actuación en el orden inverso.

Si la empresa atiende correctamente de una forma natural las condiciones de trabajo de su personal, faltaría solo darle forma legal para DEMOSTRAR, ante inspecciones o quien haga falta, que los trabajadores se preocupan, conocen los riesgos y toman las medidas de protección necesarias.

Para SABER cuáles son los requerimientos legales hay que realizar unos cursos de formación obligatorios que suelen impartir técnicos de prevención que no han pisado una instalación. Como resultado, nuestro personal sale de la sesión de formación, desmotivado y con algo de frustración. Eso sí, legalmente se ha cumplido con las exigencias.

La realidad es que los mayores expertos en sus trabajos son los propios operarios de instalación y mantenimiento. Ellos son los que mejor pueden identificar los riesgos. Y esta es una buena manera de involucrarles y de persuadirles.

Por otra parte, una de las fuentes de aprendizaje en materia de riesgos laborales es aprender de los accidentes de otras empresas. Existen ejemplos de accidentes que reflejan situaciones reales, pero están alejados del sector del ascensor.

Debemos de aprender de accidentes de otras empresas de ascensores y para ello necesitamos información. La información existe, pero no se comparte o al menos no llega a la mayoría de los Pymes.

Se suele decir que para PODER implantar un sistema de prevención hace falta  recursos, pero ¿cuáles son?, ¿los recursos materiales como las EPIs?, ¿no pueden acceder las pymes a unos guantes, unas botas, un casco…? No lo creo.

Son los recursos organizativos los que faltan, sistemas de gestión que partan de la voluntad de la gerencia de la empresa. Y aquí llegamos al primer paso, QUERER. Porque, como suele decirse, QUERER es PODER.

El empresario de Pymes, por su perfil mayoritariamente técnico, quiere por encima de todo que la instalación de cada ascensor se haga conforme a los mejores estándares y que el mantenimiento de ascensor también se lleve de la mejor manera posible. Lo cual está francamente bien, pero no es suficiente.

Además tiene que QUERER que la gestión sea excelente, tiene que QUERER conocer las técnicas que existen para ello, porque ser gerente también es un oficio del que hay que conocer técnicas.

La prevención no debería ser más que una de las consecuencias naturales de los buenos gestores que practican el sentido común y la responsabilidad. Porque cuando las exigencias legales pretenden sustituir estos valores, mal vamos.

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