Es fácil escribir en abstracto sobre valores como la seguridad, la protección medioambiental, el bienestar de los trabajadores, la defensa de los consumidores o el fomento de las PYMES como base de nuestro ecosistema productivo.
Un poco más difícil es cuando tenemos que encajar estos valores sociales con otros como el libre mercado, la defensa de la competencia, la libre circulación de bienes o el progreso tecnológico.
Todos estaremos de acuerdo, al menos sobre el papel, en que los primeros deberían prevalecer sobre los segundos. En la práctica sin embargo cuando existe un conflicto entre estos valores, limitar los valores económicos de libre mercado se hace difícil.
Es difícil porque voces autorizadas nos repiten continuamente que, en caso de intervención del Estado, el desarrollo económico se verá mermado, bien porque no saben gestionar, porque limitarían la libre competencia, porque no hay fondos o bien por una combinación de todas estas razones.
Cuando no se pueden establecer tarifas mínimas a servicios relacionados con la seguridad porque van en contra de la libre competencia, cuando no se pueden establecer limitaciones en la actividad laboral porque desincentivarían el progreso tecnológico, entonces la pregunta que surge es ¿qué podemos hacer?.
Cada sector y actividad tendrá que buscar soluciones creativas que permitan encontrar un equilibrio entre todos los valores mencionados. Después de estudiar muchas fórmulas, en la actividad de mantenimiento de ascensores parece que la única salida posible es establecer un alcance mínimo de las revisiones periódicas con un listado de comprobaciones mínimas a realizar por parte de todos.
En otra entrada de este blog, hablamos de elaborar una Guía europea del mantenimiento de ascensores porque tenemos la experiencia de que cuando representantes de varios países trabajan juntos se crean normas con valor casi universal y como ejemplo tenemos las directivas de ascensores y las normas EN 81.1 y 2 (ahora sustituidas por las normas EN 81-20 y 50).
A nivel europeo existen normas que regulan la actividad de diseño e instalación de ascensores. Si aceptamos la validez de las mismas, ¿por qué no crear otras que regulen la prestación del servicio de mantenimiento preventivo?.
Ya disponemos de ejemplos que han surgido a nivel regional como el del País Vasco o más recientemente el de Asturias que identifican sesenta y una comprobaciones que se han de realizar en las visitas periódicas (46 mensuales, 11 semestrales y 4 anuales). Curiosamente la unidad de mercado que se promueve desde Europa se modifica al descender al nivel regional, aunque en este caso sea para bien, ya que los casos mencionados incorporan regulaciones más avanzadas.
La solución, por tanto, es simple. Adoptemos de la manera más inmediata posible estas normas para que todos los ciudadanos puedan disfrutar del mismo nivel de seguridad.
En paralelo, trabajemos, desde los grupos de trabajo de los Organismos de Normalización, para garantizar al máximo que estas medidas de seguridad no frenarán en ningún caso el necesario progreso económico que viene a través del diseño de productos o del mantenimiento predictivo. En caso de conflicto entre seguridad y progreso económico, todos tenemos que tener claro cuál de estos dos valores tendrá que prevalecer.
A falta de medidas de otra naturaleza, es el momento de concretar cuáles son las comprobaciones mínimas que se deben de hacer en las visitas periódicas de ascensores y elevarlo a norma aplicable a todo el territorio.
El debate esta abierto a todos, porque nadie tiene el monopolio de la verdad y porque uno no sabe nunca de dónde puede llegar las buenas ideas.
(Read in English)
Muy interesante la reflexión y mas cuando varias Comunidades Autónomas han adoptado medidas para tratar de articular una sistemática de mantenimiento acorde al funcionamiento real de los ascensores. Deberían de tomar ejemplo otras Comunidades en esta materia, para tratar de dar salida a la problemática actual de falta de buenos mantenimientos, como consecuencia de las bajadas de precios existentes en el mercado.
Me gustaMe gusta
Alfredo, muchas gracias. La idea es que se adopte una norma nacional que sigan todas las CC.AA.. De otra forma podemos acabar con 17 regulaciones distintas que tampoco ayudarían mucho a las empresas que trabajen en más de una región.
Me gustaMe gusta
Desde luego ese es el quid de la cuestión, pero puestos a ser ambiciosos, quezá habría que ir un paso más allá ¿como se garantizará que un mantenedor cumple realmente con ese programa mínimo de mantenimiento?
Además de una ética personal y profesional (que allá cada uno con su modo de actuar), aquí es donde entraría el papel de la Administración articulando controles para poner coto a esa picaresca tan cañí y casposa que nos caracteriza.
Que tengáis todos un buen día.
Me gustaMe gusta
José Luis, totalmente de acuerdo. La triste realidad es que la Administración invierte poco en materia de seguridad industrial y carece de un cuerpo de inspectores que pueda realizar la tan necesaria vigilancia de mercado.
La lista oficial de comprobaciones es un paso importante, que debiera ser conocido por los propietarios de los ascensores. Así podrán exigir a los técnicos de mantenimiento que estén el tiempo suficiente durante la visita periódica.
Además está la ética personal y profesional que no debemos cansarnos de fomentar entre todos, denunciando cuando sea necesario comportamientos irregulares.
Me gustaMe gusta