La semana pasada tuve la fortuna de asistir al VIII Encuentro organizado por ACESSLA bajo el sugerente título de “mejor cultura preventiva que cumplimiento legal”. Después de toda una jornada de ponencias de alta calidad, me fui con muchos conceptos y referencias que creo que debe ser compartidos y divulgados entre los responsables de empresa a los que se dirige este blog.
Uno de los aspectos más comentados fue la constatación de que más allá del error humano existen una serie de circunstancias que favorecen o impiden que se produzca. Como decía Trevor Kletz, al que se reconoce como padre de la seguridad industrial, “por mucho tiempo, la gente ha dicho que la mayoría de los accidentes son debidos a errores humanos y en cierto sentido es verdad, pero esto no ayuda mucho. Es como decir que las caídas se deben a la gravedad”.
La cultura preventiva va más allá de normas legales y del cumplimiento de requisitos administrativos. Como hemos comentado en varias entradas, la cultura la creamos entre todos en función del poder de influencia de cada uno.
A nivel de sociedad, las administraciones públicas son las que tienen la doble obligación de fomentar conductas orientadas a la prevención y de crear las condiciones que incentiven el buen trabajo de las empresas.
En el ámbito de cada empresa, los directivos son los responsables de ejercer esa doble obligación, fomentar conductas y crear las condiciones para que los empleados incorporen de manera natural la mejor actitud de prevención.
Mi experiencia me dice que entre los directivos existe la voluntad real de ejercer esta responsabilidad, pero tendemos a delegar el desarrollo de políticas de prevención en alguna persona de la plantilla y/o en técnicos de prevención que sin duda nos pueden guiar en el desarrollo de estas obligaciones.
Más allá de manuales de prevención, procedimientos e instrucciones, la gerencia de la empresa debe realizar un análisis autocrítico y con honestidad acometer acciones concretas que fomenten conductas de prevención y creen las condiciones óptimas de trabajo.
A través de visitas frecuentes a instalaciones en el que los técnicos estén desarrollando sus actividades, la organización de reuniones con el personal en el que se comenten accidentes relevantes, la presentación de acciones formativas, la recompensa a ideas e iniciativas de los empleados que aumenten el nivel de prevención, la sanción de comportamientos que comporten riesgo, después de unos meses los gerentes y equipos directivos lograrán con el ejemplo cambiar actitudes en la plantilla.
De igual manera, el gerente debe crear un entorno más seguro para los empleados asignando tareas a personas que tengan la formación adecuada y evitando sobrecargas de trabajo que provoquen por ejemplo pérdidas de atención.
¿Implican estas actividades una carga de trabajo y dedicación importante? En cierta forma sí, pero como mencionaba Trevor Kletz, “si piensas que la seguridad es cara, prueba con un accidente”. “Los accidentes”, continúa, “cuestan mucho dinero. Y no solo por los daños materiales o por la reclamación por daños, sino también por la pérdida de la reputación de la empresa”.
No veamos la prevención como una carga, sino como una forma de ejercer nuestro liderazgo en la empresa y como un acicate para hacer las cosas mejor de lo que ya lo hacemos en la actualidad.
(Read in English)
Buenos días.
Es complejo cambiar en los trabajadores las costumbres o la no cultura en prevención y seguridad pero mas allá de dirigir empresas somos «personas» de Pymes en donde el rendimiento económico no lo es todo y debemos ser referentes en el sector en este aspecto que las multinacionales han dejado de lado.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sergio, totalmente de acuerdo. Ese es el planteamiento más correcto, somos personas y trabajamos para personas. A partir de ahí, surgen las obligaciones de manera mucho más natural.
Me gustaMe gusta