Ya ha llegado, ya tenemos el primer robot metido en el hueco del ascensor. Sabíamos que la robótica entraría en el sector de elevadores y, aunque la aplicación ha estado centrada en los procesos de fabricación, estamos ante una nueva prueba de que más nos vale acostumbrarnos a las máquinas inteligentes.
Hace poco más de un año, ThyssenKrupp nos sorprendió con diminutos vehículos autónomos que transportan repuestos y herramientas por las calles, y, en estos días, Schindler presenta en Dubai el sistema R.I.S.E., siglas en inglés de Sistema Robótico de Instalación para Ascensores.
Es un robot que se mueve de manera autónoma por el hueco del ascensor, realizando los taladros en los que se fijarán los soportes de las guías. Una labor sencilla que impacta mucho sobre el confort del ascensor, y reduce en gran medida parte de los riesgos de altura a los que están expuestos los instaladores.
Este robot está destinado a edificios altos, con huecos de paredes de hormigón, en los que las fijaciones de guías son muchas y la tarea realizada por instalaciones consume una gran cantidad de tiempo.
¿Podemos deducir que a partir de ahora empezaremos a ver la desaparición progresiva de instaladores de ascensores sustituidos por robots? Sin duda, la entrada de la inteligencia artificial es imparable y, si no la tenemos todavía, más nos vale adoptar una actitud positiva ante lo que viene.
Muy probablemente la velocidad de la adopción de la robótica en la actividad de instalación y mantenimiento no sea demasiado rápida, lo que nos permitirá irnos acostumbrando a ella de manera casi natural. La inteligencia artificial mediante sensores que facilitan información en tiempo real sobre el estado de los componentes, aunque con limitaciones como ya comentamos en otra ocasión, también empieza a ser una realidad.
Por tanto, la cuestión no es si la robótica, u otras formas de inteligencia artificial, llegará o no llegará, o si es positiva o negativa, sino más bien lo que nos debe preocupar es cómo se distribuirán las innovaciones por el tejido empresarial.
La difusión de la innovación es clave para que podamos mantener la variedad del ecosistema empresarial. La colaboración entre empresas diseñadoras, productoras, instaladoras y mantenedoras evitará que la tecnología se convierta en un arma de aniquilación de empresas competidoras más pequeñas.
De momento, demos la bienvenida a R.I.S.E. y a los robots que a partir de ahora empezarán a poblar nuestras empresas, edificios y ciudades. La mejor receta contra los excesos de la robotización es que fomentemos en paralelo la humanización de las relaciones económicas y laborales. Con los desarrollos de productividad que aportarán los robots las empresas ganaremos margen para fomentar el trabajo bien hecho, para prestigiar la labor del personal y para priorizar el desarrollo de las personas.
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Totalmente de acuerdo D. José María, de todas formas la entrada de la robótica afectará más a corto plazo a nichos de mercado específicos, pero todo se andará,…, y las relaciones humanas andarán todavía mejor.
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