Sobre asociaciones empresariales modernas

Parece claro que las asociaciones son un elemento necesario de cualquier sociedad civil sana. En el ámbito empresarial, las asociaciones se hacen incluso más necesarias para las pequeñas y medianas empresas que carecen de los recursos de las grandes compañías. Muchas de estas asociaciones sectoriales de PYMES sobreviven por la voluntad de un pequeño pero generoso grupo de personas.

La introducción de una serie de principios en la vida de las asociaciones reforzaría su papel. Para empezar, hay que buscar un equilibrio entre el voluntariado y la profesionalización, equilibrio que no es fácil ya que la preponderancia de uno suele ir en detrimento del otro.

Otro factor es la tendencia de las asociaciones al aislamiento o a la absorción. Mientras que el aislamiento es estéril, ya que por definición las asociaciones son entes colaborativos, la segunda tiende a fagocitar pequeñas asociaciones, generando estructuras jerárquicas en las que se diluye la riqueza de planteamientos.

A veces son los organismos públicos los que, de buena fe, exigen una sola voz en aras de una mayor eficiencia. He sido testigo de cómo esa “eficiencia” al final se traduce en normativas ventajosas para las empresas que pueden permitirse tener personal dedicado a estas tareas.

De nuevo, hay que buscar el equilibrio que fomente la colaboración, sin que elimine la diversidad. En el ámbito de la edificación, por ejemplo, de un diálogo natural y continuado entre las asociaciones de los distintos gremios y entre ellas y organizaciones como las asociaciones de los vecinos deben surgir planteamientos de acciones colectivas que, con el poder representativo y equilibrador de las administraciones públicas, se puedan llegar hacer realidad.

Las asociaciones también tiene que integrar principios que las hagan más eficientes y creíbles. La transparencia es uno de estos principios que actúa como elemento higiénico contra la tendencia casi natural a consolidar burocracias poco eficientes.

El otro principio es la información periódica sobre la vida de los proyectos y la rendición de cuentas.

Solo estos dos principios incentivan de por sí la comunicación entre los asociados, que además deben tener canales fáciles, estables y ordenados de participación, tanto presenciales como online, y con puertas y ventanas al exterior mediante jornadas abiertas, interacciones en redes sociales…

Normalmente asociamos una pesada carga de trabajo a estas actividades como argumento para no llevarlas a cabo. Ciertamente implican un trabajo, que puede ser fácilmente desviado de actividades que o bien son menos claves o bien pueden ser desarrolladas de forma más eficaz.

Como en cualquier otro ámbito empresarial, las asociaciones también deben aprovechar las innovaciones para crear asociaciones más ágiles, más representativas y que generen más impacto positivo tanto a los asociados como a la sociedad en general.

Entre estas innovaciones, mencionar que el desarrollo de soluciones TIC en la nube nos permiten integrar los principios mencionados anteriormente de manera casi automática y con una reducida inversión.

Hay que intentarlo, aprender de los éxitos de otros y también de los fracasos propios, para construir una experiencia de aprendizaje colectivo de la que nos podamos sentir orgullosos.

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