¿Son casos aislados los últimos accidentes mortales en ascensores?

El pasado mes de mayo escribíamos sobre un accidente de ascensor en el que fallecieron dos jóvenes en Madrid. Poco más de tres meses después, el pasado 20 de agosto ha vuelto a fallecer una joven en uno de los ascensores de un hospital de Sevilla.

Más allá del pequeño porcentaje que todavía representan estos accidentes con respecto al número total de trayectos en ascensor, desde dentro del sector cada vez son más las voces que piensan que estos accidentes no son casos aislados, en los que simplemente coinciden circunstancias muy raras como algún experto ha afirmado. Por el contrario, piensan que estos accidentes pueden ser el reflejo de una tendencia en la que la seguridad dejó de ser la prioridad número uno para dar paso a cuestiones principalmente económicas.

Resulta difícil predecir si se incrementará el número de accidentes de este tipo, aunque sí podemos y debemos identificar cuáles son las prioridades que guían la estrategia empresarial de nuestras empresas y su influencia en el día a día del personal.

En una de nuestras clases de dirección de empresas, discutimos cómo un cambio en las prioridades empresariales influyen de manera directa sobre temas como la seguridad. Ponemos como ejemplo la comparecencia en la que el CEO de Toyota se disculpa por una serie de accidentes, algunos de ellos mortales, que por culpa de un fallo de diseño tuvieron lugar en EE.UU.. Según Akio Toyoda, las prioridades en Toyota habían sido primero la Seguridad, segundo la Calidad y tercero el Volumen de negocio. Reconocía cómo este orden de prioridades se modificó por un crecimiento excesivo de la compañía y apuntaba a este cambio como causa directa de los accidentes.

Ya hemos manifestado en otras ocasiones, cómo la industria del ascensor se ha ido deteriorando progresivamente durante las últimas dos décadas. El deterioro es el resultado de cambios de tipo económico, político, normativos, tecnológicos… la mayoría de ellos probablemente bienintencionados pero que al poner el acento en aspectos distintos a la seguridad, sutilmente desplazan a lo más importante.

De manera telegráfica, mencionaremos alguno de estos cambios:

  • Cambios económicos: La crisis económica ha provocado una bajada generalizada de precios y consecuentemente mayor presión sobre la reducción de costes, que indirectamente suponen una menor atención a aspectos como la seguridad. Es de destacar que la mayor bajada de precios se está dando en los concursos públicos, como es el caso del reciente accidente en un hospital público.
  • Cambios políticos: Las políticas de liberalización por un lado eliminan restricciones legales para favorecer la competencia y por otro lado reducen el número de inspecciones, inspecciones que cuando menos ayudaban a visibilizar la preocupación por la seguridad entre el personal de la empresa.
  • Cambios normativos: En este punto lo más apropiado es hablar de los “no-cambios”, es decir de la ausencia de normas que impulsen la modernización de ascensores antiguos. En España, se estima que 500.000 ascensores (la mitad del parque total) tienen más de 20 años y necesitan la adaptación a las medidas de seguridad que tienen los ascensores nuevos.
  • Cambios tecnológicos: Las innovaciones también pueden modificar sutilmente el orden de prioridades. Por ejemplo, el modelo de ascensor sin cuarto de máquinas, que hoy es el estándar en los ascensores nuevos, supuso una reducción de costes de construcción, pero también un empeoramiento del lugar de trabajo de los operarios de las empresas de ascensores. ¿Quiere decir que este diseño de ascensor sea inseguro? En absoluto, pero de alguna manera se introdujo un cambio en el quedaba patente que uno de los aspectos, la eficiencia, era más importante que el otro, la seguridad/bienestar de los trabajadores.

Todo este conjunto de cambios influye de manera consciente o inconsciente en la actuación de todos. Autoridades públicas, comunidades de vecinos, administradores de fincas… participamos de una cultura económica que incentiva el “crecer” más que el “buen hacer”.

Así la cultura económica dominante considera que la empresa con más cuota de mercado, con un mayor crecimiento, con mayores beneficios es mejor que la empresa pequeña que hace menos ruido, pero que se centra en hacer bien el trabajo, en cuidar del bienestar de sus empleados y en atender bien a sus clientes.

La cultura de una empresa o de una sociedad no surge de discursos grandilocuentes, ni tampoco de la teoría que aprendemos en las aulas. La cultura sobre todo se forja en la forma en la que reaccionamos ante cada uno de los cambios a los que nos enfrentamos.

Estos desgraciados accidentes deben ser una nueva oportunidad para que corrijamos lo que haga falta y seguro que serán necesarios los esfuerzos de todos.

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10 comentarios en “¿Son casos aislados los últimos accidentes mortales en ascensores?

  1. Completamente de acuerdo con el análisis realizado. Somos los propios integrantes del sector los más desolados cuando ocurre una de estas desgracias y creo que es el momento de que entre todos tomemos medidas para cambiar lo que, en mi opinión, no es coyuntural ni fruto de la casualidad.
    Responsabilidad para los profesionales del sector y para las administraciones, pero conviene no dejar de lado que el usuario final debe tomar conciencia de que nadie regala «duros a peseta» y que un servicio de calidad ha de tener necesariamente unos mínimos costes que ahora mismo apenas se cubren.
    Abrazos.

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    • El cambio en la cultura económica la realizamos todos, unos porque ofrecen duros a peseta y otros porque las aceptan, por lo que las acciones deben ser colectivas. Como información, esta tarde Fepyma organiza una reunión monográfica online para asociados donde se van a tratar un conjunto de medidas para poner, desde las Pymes ascensoristas, nuestro grano de arena.

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  2. Está claro que en concursos públicos donde sólo suelen participar las multinacionales (hospitales, administraciones públicas), no existe un mínimo precio que garantice que se realice un trabajo realmente. Con los precios que se firman los concursos, es imposible realizar un buen trabajo de revisiones garantizado. Pero como todo, hasta que no empiece a producir accidentes mortales en ascensores que ya estén dado de alta y en servicio, parece que las administraciones públicas miran para otro lado. Pues ya está aquí los accidentes mortales. En mayo de este año hubo otro en Madrid y no me cabe la menor duda que vendrás más, para desgracia a nuestro sector.

    Está igualmente claro que la progresión de la mantenibilidad y fiabilidad de los ascensores que teníamos antes de la crisis era alta por su buen mantenimiento que se venía haciendo. Llegó la crisis y los ascensores se empezaban a dejar de mantener con diligencia pues los precios tan bajos no son acorde a los tiempos de trabajo que hay que realizar; la solución, pegatinas colocadas en la cabina (muy bonitas por cierto) de asistencias por parte del técnico de mantenimiento. Pero los ascensores seguían igualmente en buen estado de servicio a costa del buen estado de mantenimiento acumulado en la etapa anterior a la crisis. Pero claro, pasa el tiempo y comienzan a salir averías pues comienza a sufrir la fase de falta de mantenimiento propia de la inercia temporal. Para colmo, como tienen y se pretenden que sigan funcionando a toda costa, se empieza a realizar «engaños» a los elementos que provocan las averías para que la maniobra entienda que todo está correcto. Para colmo, los números económicos siguen sin cuadrar y se pasa a otra solución que es subcontratar las tareas de revisiones. ¿Cómo pretenden que si los numeros no cuadran realizando el mantenimiento la empresa principal, les cuadre a las subcontratas ya que además tienen que sacar de ahí su margen de beneficios? SE ESTÁN HACIENDO LOCURAS. Además hay que plantear que ya no solo tiene la responsabilidad en caso de accidente la empresa principal, también la subcontrata. No sé que invento queda ya por descubrir, y que seguro será una solucion a peor, está claro que con todo lo expuesto sobre la mesa, la fiabilidad del ascensor sigue cayendo y lo que es seguro vendrán más accidentes mortales.

    Hay que apostar por las pequeñas empresas que basan sus principios en la seriedad y seguridad de los usuarios/técnicos de mantenimiento.

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    • Gracias por tu extenso comentario que viniendo también en tu caso de una persona con una muy amplia experiencia en el sector aporta mucho al lector. De la reunión monográfica sobre Seguridad en aparatos elevadores que acabamos de tener, han salido medidas muy interesantes que habrá que desarrollar con rigor e intentar consensuar con otras asociaciones sectoriales y colectivos para plantear a las autoridades públicas.
      Y estoy de acuerdo que las PYMES ascensoristas como conocedoras directas del sector tienen mucho que decir.

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  3. El accidente ocurrido es un caso UCM, es decir, movimiento incontrolado producido con puertas abiertas. Los ascensores construidos los últimos 5-6 años obligatoriamente deben llevar dispositivos que prevean y eviten los UCM. Además recientemente la Directiva y la EN 81-20 les otorga rango de componentes de seguridad. Si bien no es fácil su implantación en ascensores con cierta antigüedad, la administración podría plantearlo con el objetivo de mejorar la seguridad de esta parte del parque.
    También es cierto que muchos mecanismos UCM implantados hasta ahora no gozan de demasiada «fiabilidad» siendo muchos los casos en que están certificados por fabricantes que ni los fabrican ni ensayan debidamente. Son muy importantes los Certificados de examen de tipo, expedidos por organismos notificados independientes que deberían haber supervisado su correcto funcionamiento y actuación, así como el control de los citados mecanismos, que usualmente recae en la maniobra del ascensor. Este control debe ser realizado por módulos o circuitos de seguridad también sujetos a certificados de examen de tipo, pero en muchos casos se realiza por relés convencionales no certificados, o funcionamiento dependiente de la programación de un PLC (que no siempre ofrece garantías ni tampoco está certificada por organismo notificado independiente).
    Así que, en resumen, sería conveniente empezar a plantearse la implantación del mecanismo UCM en todos los ascensores, pero de forma «seria», y que el mismo fuera revisado, analizado y testeado periódicamente de acuerdo a la normativa vigente actual y en base a su condición otorgada de componente de seguridad. En esta labor de verificación, todos los agentes implicados deberían colaborar estrechamente.

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  4. El mas importante de los aspectos a mi entender es el economico, donde el Cliente Final , administrador o propietario del edificio; donde se encuentra el equipo instalado se deja convencer por los costes y entonces emplea a cualquier Service quien manipula los controles originales del ascensor con supuestas tarjetas o componentes NO originales o peor realizando los famosos puentes o adaptaciones, que luego llevan al mal funcionamiento de algunos componentes como las seguridades de las puertas, fotoceldas, etc. Que al final producen las consecuencias fatales

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    • Hola, todos los decisores a lo largo de la cadena de suministro tienen parte de responsabilidad, en efecto también el cliente final. El propietario del edificio en la mayoría de los casos se deja asesorar y confía en los profesionales, y en muchos casos no conocen sus responsabilidades, que pueden llegar a ser penales. A los administradores de fincas se les supone un conocimiento más profundo sobre estos temas y deberían servir de filtro.

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