Todos hablamos de la importancia del trabajo en equipo, aunque solo unos pocos saben de verdad cómo funciona.
Es habitual encontrarse con equipos desmotivados en los que hay personas, sobre todo las que llevan más años, que han perdido el interés por evolucionar. Muy probablemente empezaron con ganas, dando lo mejor de sí mismos, pero con el paso del tiempo comprueban que da igual lo que hagan, porque todos reciben el mismo trato, normalmente de indiferencia, cuando no es de reproche.
Porque si el equipo de trabajo no se cultiva bien, como cualquier huerta, se echa a perder.
La comunicación se ve ahogada por el ruido que hacen los más duros y agresivos, aunque no por ello los más eficientes.
Como derivada, el cliente se pierde en los lapsus de comunicación y, por ejemplo, la avería que podía haber sido atendida en el mismo día pasa al día siguiente, porque la llamada llegó justo antes de que acabara el turno de alguien y justo antes de que comenzara el turno del siguiente.
Crear buenos equipos es ciertamente muy complejo y es el resultado de muchas pequeñas decisiones y acciones.
Una de ellas es la actuación del gestor, sea gerente de empresa o supervisor de equipos, que debe asumir que la parte más importante de su tarea es potenciar cada persona y garantizar que el equipo no deja de comportarse como tal.
Como mínimo, hay que garantizar que impera el respeto entre compañeros para evitar la colisión de las emociones. Las emociones pueden ser una gran palanca y también pueden crear las mayores trampas. Canalizar las emociones del equipo es difícil, aunque hay herramientas que nos pueden ayudar a gestionarlas con realismo.
Como ejemplo de herramienta, Javier Fernández Aguado ha estudiado este tema y propone el modelo “Feelings Management”. Si bien creo que esta metodología está diseñada para empresas de cierta dimensión, se pueden extraer principios interesantes, como el que los gestores no debemos intervenir sobre las emociones de los miembros individuales del equipo, sino sobre las emociones del equipo en su conjunto.
Así evitamos entrar en terreno pantanoso, elevando el estado emocional del equipo a un nivel superior, que trasciende las individualidades e incluso que puede llegar a transformar positivamente la situación particular de cada uno.
El gestor debe, por tanto, esforzarse por que su equipo trabaje convencido de que los objetivos se consiguen gracias a la preparación, a las competencias y a las ganas de colaborar de las distintas personas que lo integran. “Cultivando” no sólo al equipo de trabajo, sino al trabajo en equipo, conseguirá tener un personal que le escuche y que actúen todos a una.
Blog deJOSÉ Mª COMPAGNI - Director del IE Advanced Management Program Andalucía Occidental - Director Académico de Docensas, formación continua especializada. 
Primero de todo felicitarte por el articulo.
He estado leyendo en la red sobre Javier Fernández Aguado y “Feelings Management” y resultado muy interesante.
A nivel resumen, corto parte de un articulo que indico debajo la web donde lo he encontrado que debería ser de obligado cumplimiento en todas las empresas.
http://remicaempleo.es/gestion-de-las-emociones/
>>>Según Javier Fernández Aguado, presidente de MindValue, “al entender las organizaciones según el paradigma de la persona, se obtienen elementos extraordinarios para la mejora de las organizaciones. Estas, al igual que las personas, se entusiasman y se deprimen, se alegran y se entristecen, exultan y se hunden”.
Entre las medidas que propone para gestionar adecuadamente los sentimientos organizativos, destaca:
1.Transmitir únicamente lo que los demás pueden asumir.
2.No descargar “tormentas” o inquietudes interiores ante quienes nada pueden hacer para resolverlas.
3.Decir siempre aquello que ayuda.
4.Comunicar con claridad, huyendo del doble lenguaje, de las “agendas ocultas”.
5.Manifestar entusiasmo por las ventajas ajenas, superando la envidia que en algunos producen los éxitos ajenos.
6.Mantener la visión positiva en las situaciones difíciles. De diez amenazas sólo se cumple una. Preocuparse por las diez y trasladar esa intranquilidad a los demás es superfluo y dañino.
7.Aceptar que no todo puede salir bien, que el mundo no está hecho a nuestro gusto.
8.Aceptar que los demás tienen visiones de la realidad que no coinciden con la propia y que no por eso están equivocados.
9.No empeñarse en medirlo todo. ¿Cuánto vale el buen tono en una oficina? Quizá no sea mensurable, pero en el corto, el medio y el largo plazo la cuenta de explotación se ve afectada positivamente.
10.No pensar que los demás son enemigos, o prejuzgar sus malas intenciones. Ser ingenuo puede facilitar exceso de confianza; ser quisquilloso aleja del trato sincero y productivo.<<<
Hoy en día la diferenciación en la empresas, está en el capital humano. Hay que hacer equipos fuertes que hagan que la empresa la sientan como suya. Si se consigue esto los resultados llegaran.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Sergio, buen extracto con interesantes recomendaciones, muchas gracias a ti.. En efecto, también las empresas viven distintos estados emocionales. Incluso las mismas naciones. Todos los integrantes influyen sobre esos estados emocionales, aunque en última instancia la responsabilidad es la de que quien lidera el equipo, la empresa … o la nación.
Me gustaMe gusta
También las 10 medidas de Javier Fernández hacen que sea mas fácil de retener el personal.Porque los trabajadores no huyen de las empresas, huyen de los malos jefes.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Un integrante de mi equipo practica costumbres que considero quitan tiempo y restan productividad en su trabajo. He hablado con él sobre ese hábito y no lo considera malo, he decidido dejarlo hacer eso y que se comprometa con no bajar el nivel. Pero no entiende que puede ser mejor ¿qué podría hacer? Gracias por la ayuda.
Me gustaMe gusta
Hola Iván, ya por sí es difícil dar consejos, si además es sobre un tema como éste y sin tener la información, ¡imagínate!;-) En cualquier caso, parece que te enfrentas a un mini proyecto de gestión del cambio, cuyas fases puedes seguir. Protege siempre la relación personal y ¡animo!.
Me gustaMe gusta